Micro Reflections

Nos escuchamos

Como alemana que ella es, el español no es su lengua madre. A veces comete pequeños errores gramaticales.

Por ejemplo: en vez de decir “nos hablamos”, dice “nos escuchamos”.

La diferencia parece trivial. Pero no lo es.

Todos coincidirán conmigo que la parte fundamental de una conversación es la emisión, la expresión de eso brillante que uno quiere comunicar.
¿Cómo le explico a mi ingenua compañera germana que, en una conversación estándar, a nadie le importa un carajo lo que el otro tiene para decir?

Que el otro cumple la función de maniquí. Un testigo. Un pretexto para que uno no parezca un loco hablando solo.
Porque eso, eso lo hacen los que están (o deberían estar pronto) encerrados. Camisa blanca, paredes acolchadas, silencio clínico.

Escuchar… ¿quién quiere eso? ¿Una tarea pasiva, aburrida?
¡Yo quiero brillar! ¡Demostrar lo valiente, gracioso, interesante que soy!

Guapa, querida Guapa…
No intentes cambiar las estructuras centenarias.
No desafíes el status quo con tus escuchas suaves.
No intentes girar el eje de la conversación hacia lo que siente el otro.

Guapa…
No me enseñes español. No a mí, un hablante nativo.
Que a este paso voy a tener que aceptar que lo que aprendí no es una lengua…
Sino un sistema de reglas para transmitir mensajes dentro de límites predefinidos, vigilados por instituciones viejas y cómodas.

Guapa…
Dejá de cambiarme las palabras.
Que dentro de poco no voy a saber cómo decirte cuánto te amo…
…sin dudar si esa es la manera correcta de decirlo.